sábado, 16 de febrero de 2008

Hatshepsut

Weno, esta entrada va dedicada a la grandiosa faraona Hatshepsut, los que la conozcais, haber si os digo algo nuevo, y los que no tengais el gusto de conocer a esta gran nilota (en el Egipto antiguo los egipcios se llamaban nilotas,habitantes de la zona del río Nilo), aquí os presento a...

HATSHEPSUT (1520 a.C.-1484 a.C)

Hatshepsut fue la quinta faraona de la dinastía XVIII y gobernó del 1479 a.C al 1457 a.C.. Su nombre significaba "La primera entre las damas nobles que abraza a Amón"que, a pesar de ser una religión politeista con cientos de dioses, era la divinidad más importante en esa época y la encargada de proteger al faraón.

Su padre fue el faraón Tutmosis I (importante por expandir el reino egipcio hasta el río Eufrates). A la temprana muerte de Tutmosis I, el deseo de este era nombrar a su hija Hatshepsut su heredera, ya que todos sus hermanos varones habían muerto.

Pero una triquiñuela encabezada por el arquitecto real y el visir, consiguieron que el trono se lo quedara un hijo de faraón con una concubina, que fue nombrado Tutmosis II. Para justificar el ascenso al trono de un faraón, el aspirante debía casarse con una hija del anterior faraón, asi que Tutmosis II se casó con Hatshepsut.

Resumiendo, no solo un hermastro bastardo le había quitado el trono que le correspondía por derecho, sino que además debía casarse con él. Esto tocó el orgullo de Hatshepsut, y mientras su torpe marido gobernaba, ella se fue haciendo cada vez con más poder y rodeándose de personas influyentes, como Senenmut.

La muerte de Tutmosis II fue muy pronta, y sus hijos eran aún jóvenes. La gran esposa real Hatshepsut no había traído al mundo un varón, sino una niña, por lo que volvió a abrirse una crisis sucesoria. Una vez más, se intentó que subiera al trono un hijo de Tutmosis II con una concubina, pero Hatshepsut no dejaría que la historia se volviera a repetir.

El hijo de Tutmosis II con la concubina, Tutmosis III, era demasiado pequeño para gobernar, asi que Hatshepsut asumió su regencia y no permitió que su hija Neferura se casase con Tutmosis III, por lo tanto su ascensión al trono no sería legitimada.

Durante los primeros años de reinado de Tutmosis III, Hatshepsut estuvo preparando minuciosamente un "golpe de Estado" que revolucionaría a la tradicional sociedad egipcia. Alejó para siempre de la escena política a Ineni, el arquitesto real que realizó las dos conspiraciones en su contra, y elevó a sus fieles Hapuseneb y Senenmut a los más altos cargos. Parece ser que la figura política más importante de la época fue Hapuseneb, quien unió para sí los cargos de visir y de sacerdote de Amón. Con unos aliados tan poderosos, Hatshepsut tenía ahora los medios y el apoyo suficientes para sorprender al mundo.

Cuando se vio lo suficientemente fuerte, Hatshepsut, en presencia del faraón Tutmosis III, se autoproclamó también faraón de las Dos Tierras y primogénita de Amón, con el beneplácito de los sacerdotes, encabezados por su aliado Hapuseneb. El golpe de efecto fue magistral, y el inexperto Tutmosis III no pudo hacer otra cosa más que admitir la superioridad de su tía y madrastra. Hatshepsut se había convertido en la tercera reina-faraón conocida en la historia egipcia.

Hatshepsut asumió todos los atributos masculinos de su cargo (excepto el título de "Toro poderoso"), haciéndose representar a partir de entonces como un hombre y tocándose de barba postiza. Supuestamente, la idea era gobernar conjuntamente con Tutmosis III, pero relegó a este a un plano muy inferior al suyo.

Aún así, no se puede ver de ninguna forma a Hatshepsut como una usurpadora, visión que han trasladado a nuestra época algunos autores. Al menos no se vio así en su tiempo, pues de haber sido el caso, Hatshepsut habría eliminado con total facilidad a sus adversarios o se habría producido una guerra civil. Tutmosis III no estuvo encerrado en palacio, como se ha llegado a pensar, ni tampoco Hatshepsut evitó hacer mención alguna a su existencia. La sociedad de entonces asumió sin problemas la nueva situación, y Hatshepsut gozó de uno de los reinados más prósperos de toda la historia egipcia, gracias también al apoyo recibido por Hapuseneb y Senenmut, auténticos gobernantes en la sombra.

El legado más importante de esta gran faraona fue su templo, situado en Deir el-Bahari, y cuyo arquitecto fue Senenmut. Tantos favores al dicho arquitecto hicieron pensar que Senenmut en realidad siempre fue su amante, e incluso padre de su hija, con la cual se hacía representar en esculturas. El resultado final de la construcción del templo fue envidiable: construido al lado del templo de su abuelo, el templo de Hatshepsut es una de las joyas del Antiguo Egipto y uno de los destinos más visitados por los turistas. Conocido por aquel entonces como el Dyeser-Dyeseru (el sublime de los sublimes), su estructura en forma de largas terrazas y de rampas con suave inclinación, de estilo similar al de Mentuhotep II, le hacen fundirse a la perfección con la roca y el entorno. Uno de los misterios en dicho templo radica en un sector sellado como una caja en la pared en que se puede observar a Hatshepsut por un lado en actitud amatoria y a Senenmut en la otra cara, como receptor de la pose amatoria de la reina, lo que deduce un íntimo vínculo (prohibido por su linaje) entre el arquitecto y la reina-Faraón.

Sin embargo, fue a raíz de la finalización del templo de Deir el-Bahari, sobre el año 15-16 de reinado, cuando la estrella de Hatshepsut comenzó a menguar a favor de la de Tutmosis III. El rey era un joven que cada vez ansiaba más el poder, y a cualquier precio. Así, no es de extrañar que en apenas un año murieran los dos principales sustentos de la reina y sus más grandes apoyos, Hapuseneb y Senenmut. Y por si no fuera poco, poco después murió la gran esperanza, el arma secreta de la reina, la princesa Neferura, la supuesta hija de Senenmut.

Los golpes que sufrió Hatshepsut en torno al año 16 de su reinado fueron tan grandes que a partir de entonces la reina se retiró parcialmente del cargo y el otro rey, Tutmosis III, comenzó a tomar las riendas del gobierno. Al parecer, la ambición de Hatshepsut era aún más grande y no estaba satisfecha con ser ella sola "faraón", sino que se proponía inaugurar una auténtica dinastía femenina de reyes, y por esa razón declaró "Heredera" a su amada hija Neferura. La muerte de la princesa fue tan repentina y favorable a Tutmosis III que hay quien piensa que fue intencionada, y que consiguió su objetivo: derrumbar a la reina-faraón.

Hatshepsut acabó por morir en su palacio de Tebas tras un largo reinado de 22 años, abandonada por todos. Se ignora la edad de su muerte, pero suponemos que debería oscilar entre los cuarenta y los cincuenta años. Hasta ahora no se sabía cómo murió exactamente, si fue muerte natural o durante un golpe de estado liderado por su hijastro, pero hay que decir que Tutmosis III era virtualmente el único rey, y que Hatshepsut se había retirado de la lucha.

A su muerte, Tutmosis III se convertiría en un gran faraón, que, emulando a su abuelo Tutmosis I, realizó numerosas campañas y ascendió a Egipto al rango de superpotencia mundial. Pero jamás lo habría logrado sin la preparación a la que lo sometió su colosal tía-madrastra. Nunca le perdonó haber asumido el trono: borró su nombre y el de Senenmut de los anales de la historia, así como su imagen de los templos. Incluso al ver imposible derribar su obelisco, construyó uno mucho mayor a su lado. Tanto fue el afán por destruir su recuerdo que hizo suyo el hermoso templo de Deir el-Bahari, y simuló que su reinado era continuación del de su padre, obviando el de Hatshepsut.

Mas, pese a esta terrible acción -que condenaba a la reina-faraón a la muerte y el olvido eternos, la gran personalidad de Hatsehpsut, la mujer que más tiempo estuvo sentada en el trono de los faraones, ha sobrevivido a su castigo y aún hoy sigue cautivándonos desde más de tres mil años de historia.

Esa es la historia de esa gran faraona que a mí, a Julio Gomez Santa Cruz, y a 1º de Licenciatura de Historia por completo, nos ha fascinado.

6 comentarios:

MIGUELo dijo...

nenina, eres una crack de la historia. Y ya voté ayer en tu encuesta!

Anónimo dijo...

mooola...aunque odio su nombre que no puedo pronunciar ni recordar
El antiguo egipto, una tierra de semidioses...fantastico post.

Me gustaria sugerir personajes oscuros, algo asi como un darth vader medieval, mmmmm...un inquisidor motherfuckin por ejemplo..

Laura PD dijo...

A mí me apasiona la egiptología. Sólo comentarte que Hatsepshut era faraón, no faraona (esa es la Lola Flores jeje), puesto que una mujer no podía acceder al título de faraón, al proclamarse faraón digamos que ella trascendía su condición femenina para convertirse en dios.
Por otra parte, los antiguos egipcios se llamaban a sí mismos Khem, el mismo nombre con el que nombraban a su país, que significa tierra negra, refiriéndose a las tierras que bordean al Nilo y forman la franja fértil que da vida al país. Algunos autores afirman que se llamaban a sí mismos de tal modo en el sentido de negros, aunque me parece raro, porque los egipcios no eran negros (supongo que en épocas muy remotas sí, como tó dios XD), sino de procedencia de aportaciones sanguíneas de origen Hamito-Tchadiano-Berebero-Semítico, en fin, que los había de piel más clara o más oscura dependiendo de la zona (es un poco lío y hay diversas opiniones al respecto).
También se llamaban a sí mismos Romet o "los hombres", sencillamente, no se consideraban de ninguna raza concreta, sino que eran eso, "seres humanos". Supongo que en cada época se llamaron a sí mismos de una manera, claro...

Viendo tu interés sobre Hatsepshut, te recomiendo una novela que leí hace poco: "La Dama del Nilo" de Pauline Gedge.

MIGUELo dijo...

callate joder!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!(PERO DE BUEN ROLLO)

Reynaldo Diaz dijo...

LA VERDAD ES QUE LA HISTORIA DE ESTA MUJER QUE CASI LLEGA A DISOLVERSE EN EL OLVIDO, ES DIGNA DE UNA PELICULA. ME GUSTARIA SABER MAS SOBRE ESTE TEMA, ES FACINANTE.
QUE BUENO TE FELICITO POR ESTE BLOG

Anónimo dijo...

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